Emocionante. Hoy aprendimos a pegar botones. ¡Luego nos dejamos llevar por el reto: hacer correr nuestra creatividad para modificar las prendas que no nos gustan!
Primero, los botones. Pegarlos es una tarea sencilla; muchas personas lo han hecho al menos una vez en vida. Sin embargo, ¡siempre hay algo nuevo que aprender! En el taller de hoy, aprendimos cómo hacerlo de manera que no se vean los nudos, procurando los mejores acabados para una prenda y también para que el botón quede lo más firme posible.
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| Se facilitaron los materiales necesarios para el proceso. |
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Cuando se aprende en grupo, resulta aún más sencillo y divertido: destaca la solidaridad entre participantes para aclarar las dudas de sus compañeros y compañeras en cualquier parte del proceso; así como, la paciencia que mostraron todas las personas para obtener los mejores resultados.
Luego, ¡la modificación de prendas olvidadas!, esas que había presentado cada persona en el Taller 4. Fue un proceso creativo: ¡agregar más tela, cortar una parte, hacer muchos cortes, pintar la tela, recortar un pantalón y cualquier otra idea que viniera! Claro, se había hecho previamente un plan de modificación; adicionalmente, se escuchó opiniones de las otras personas durante todo el proceso: la realimentación permite enriquecer cada una de las propuestas.
Luego, ¡la modificación de prendas olvidadas!, esas que había presentado cada persona en el Taller 4. Fue un proceso creativo: ¡agregar más tela, cortar una parte, hacer muchos cortes, pintar la tela, recortar un pantalón y cualquier otra idea que viniera! Claro, se había hecho previamente un plan de modificación; adicionalmente, se escuchó opiniones de las otras personas durante todo el proceso: la realimentación permite enriquecer cada una de las propuestas.
Se aprovecha para hacer algunas pruebas antes de hacer los cambios en la prenda. Por ejemplo, quienes utilizaron pintura, tomaron su tiempo para practicar en fragmentos de tela antes de trabajar directamente en su ropa; esta experimentación les permitió decidir mejor qué harían. Luego, ¡acción!
Para la mayoría era la primera vez que se tomaban tantas decisiones sobre una prenda; especialmente, sobre una propia. Aún así, no hubo miedo para tomar tijeras, pintura o tizas para marcar los lugares de corte, ni para hacer hilvanes o dibujar figuras sobre la tela, mucho menos para tomar hilo y aguja para hacer ruedos o dar acabados.
En los casos en los que la modificación requería de procesos más complejos, el trabajo en equipo enseñó que se puede intentar cualquier mejora que uno imagine y que siempre habrá alguna solución para llevarla acabo.
¡Definitivamente, la iniciativa de quienes participan en El Costurero Público demuestra que todo se vale para mejorar esa ropa y rescatarla del olvido!
Planificación: Mónica López y Silvia Rivera
Fotografías: Alberto Borge
Textos: Silvia Rivera / Revisión: Mónica López
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